Excavaciones en un Corralón Municipal
EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN UN CORRALÓN MUNICIPAL DEL S XX
Ulises A. Camino*
*CONICET, Centro de Arqueología Urbana, FADU-UBA Pabellón III 4º Piso Ciudad Universitaria C1428EGA, Buenos Aires. Ulisescamino@yahoo.com.ar
Resumen
Desde mediados del año 2006 a pedido de los vecinos se comenzaron a realizar excavaciones arqueológicas en un ex corralón municipal. Éste se encuentra ubicado en el barrio porteño de Floresta, y ocupa una superficie 10935m². Se sabe históricamente que en 1911 la manzana en cuestión fue vendida por sus herederos a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, convirtiéndose en un corralón municipal en 1923. En este predio se realizaba mantenimiento y limpieza de los carros recolectores de residuos así como la de los caballos que eran la fuerza de tracción. Arqueológicamente se pudo rescatar abundantes restos materiales de las tareas allí realizadas, cabe destacar el hallazgo de una concentración de más de 200 herraduras.
Introducción
En este trabajo se presenta un estudio preliminar de las tareas arqueológicas desarrolladas en el sitio Corralón de Floresta;. Éste es un predio con una superficie total de 10935 m² ubicado en la Circunscripción lª., Sección 77, Manzana 87, de Capital Federal, sobre las calles, Morón, Sanabria, Gualeguaychú y la avenida Gaona. Los trabajos arqueológicos en el predio comenzaron en el mes de Agosto de 2006, y se continúan desarrollando hasta la actualidad. Estos trabajos son desarrollados dentro de un proyecto doctoral más amplio que tiene por objetivo analizar el desarrollo del que fuera el pueblo de San José de Flores.
Aquí se desarrolla brevemente la historia del predio, y los trabajos arqueológicos que se desarrollan, también se discute brevemente la evidencia arqueológica y los procesos de formación del sitio. Esta caracterización en un futuro permitirá un análisis en profundidad dentro de un marco teórico específico como el de Sistemas mundiales (Gunder Frank y Gills, 1993)
Breve historia del predio
En esta sección se describe brevemente la secuencia de dueños del terreno en cuestión, desde el reparto realizado por los conquistadores hasta la actualidad.
El 4 de junio de 1588 al completar los repartos de fracciones en el entonces denominado pago de la Matanza, el Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón otorgó un permiso de chacra (explotación agrícola de un terreno) a Juan García de Talovejo. Poco después, entrega otra porción a Gaspar Méndez, una chacra ubicada en el sitio conocido como la Isla del Pozo (actual sector sur de Floresta), cuyas dimensiones abarcaban quinientas varas de frente a la barranca del Riachuelo por una legua de fondo tierra adentro. El 17 de febrero de 1609 las extensiones de Juan García de Talovejo pasan a ser propiedad del Adelantado Mateo Leal de Ayala. El 6 de junio de 1608 las tierras de Gaspar Méndez fueron adquiridas al segundo propietario Bartolomé López, por parte de un acaudalado personaje, Álvaro de Mercado (Vatuone, 1991). Este con posterioridad erigió en la parte alta de la barranca las primeras construcciones. Más tarde, al contraer enlace su hija Ana con el capitán Lorenzo de Lara, el bien fue cedido a los mismos. Figuran entre los posteriores propietarios: Pablo de Ramila (fines del siglo XVII), Francisco del Rincón y Andújar, su hijo Deán José de Andújar. Según escritura del 29 de enero de 1761 fue adquirida por Francisco Alvarez Campana quien introdujo notables mejoras en la propiedad. Con posterioridad a su deceso acaecido en 1773, la heredad experimentó diversos fraccionamientos y pasó a ser conocida como Chacra de Campana (Cunietti-Ferrando, 1980). Una parte de las tierras pertenecientes a Mateo Leal de Ayala (1200 varas de frente al Riachuelo por una legua de fondo) son adquiridas el 13 de mayo de 1808 por Norberto de Quirno y Echandía. Posteriormente, el 22 de octubre de 1855 Faustino Ximénez y José Bergalo obtienen escritura de dominio de una quinta demarcada por las actuales Av. Rivadavia, Segurola, Av. Gaona y Concordia. En 1886 el señor Leopoldo Rígoli funda la quinta La Primavera delimitada por las calles Gaona, Segurola, Aranguren y Mercedes. La manzana que hoy ocupa el Corralón fue donada a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires a fines del siglo XIX, por su dueño, el señor Leopoldo Rígoli con el objetivo de realizar allí un espacio público verde. Al no concretarse ese proyecto, los sucesores de Leopoldo Rígoli el 22 de diciembre de 1911 vendieron a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires el terreno en cuestión.
Hasta tanto no se comenzaran las obras del futuro corralón, el predio fue convertido en depósito de adoquines y otros materiales de pavimentación. Al año siguiente, el subintendente de Vélez Sarsfield (antigua sección de la Capital Federal) reclamaba su construcción, como a sí también el personal y equipamiento necesarios para atender su jurisdicción:
“Los corralones antiquísimos de Flores y Belgrano no pueden ya prestar la debida atención a los barrios populosos que se hallan dentro del limite de las calles Boedo, Bulnes, Córdoba, Triunvirato, Darwin, Arroyo Maldonado, el Riachuelo y Avenida de Circunvalación Gral. Paz sin que sufran quebranto los vehículos, como el ganado y hasta el personal mismo, efectuando transporte a través de distancias enormes” (Memoria Municipal, 1912).
Fue así entonces, que al poco tiempo se comenzarían a levantar algunas instalaciones, aunque en 1914 aún quedaban pendientes ciertas obras complementarias para su habilitación definitiva.
En los corralones se guardaban y reparaban los carros recolectores de residuos y se alimentaban y cuidaban los caballos de tiro. Éstos eran una pieza fundamental en el acarreo de residuos ya que eran el medio más fuerte y económico para movilizar a los vehículos. En el mismo corralón funcionaba la herrería encargada del herrado de los caballos y de la reparación de los carros (Prignano, 1998). Las últimas chatas (carros recolectores de residuos), tiradas por caballos fueron retiradas de servicio en 1968, cuando se prohibió en forma definitiva la tracción a sangre en la Ciudad de Buenos Aires (Prignano, 1998). A partir de ese momento en el predio se encargaron del mantenimiento de los camiones (Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1969).
Por la resolución 21.108 del 29 de Diciembre de 1965, y siendo intendente de la Ciudad de Buenos Aires el Dr. Francisco Rabanal, se resuelve estudiar la posibilidad de traslado del corralón al predio “LA TABLADA”, ubicado al sur de la ciudad y la creación de una plaza pública con patio de juegos infantiles en el inmueble de referencia. Pero posteriores golpes de Estado dejaron sin efecto estos avances. Con la llegada de la democracia en 1983, el lugar siguió funcionando como corralón municipal, hasta 1 de Febrero de 1998 en que fue concesionado por licitación pública a la empresa SOLURBAN S.A., encargada de la limpieza de un segmento de la ciudad. Finalmente, en Febrero de 2005 el predio del Corralón pasa a manos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el cual, de acuerdo con los vecinos recupera el objetivo de realizar una escuela secundaria y una plaza.
Breve historia de los trabajos arqueológicos en el predio
En este caso, nos enfrentamos a los trabajos de excavación arqueológica, de dos maneras rescate, por un lado y excavación normal sin restricciones de tiempo y espacio por otro. Los primeros, son los que realizamos en la mitad del predio que linda con la calle Gualeguaychú al oeste del predio, dado que en ese sector se está construyendo un edificio que albergará un colegio secundario. La excavación sin límites de tiempo la realizamos en la mitad del terreno que limita con la calle Sanabria, ya que en este lugar, por el momento no se realiza ningún tipo de obra.
Trabajos de rescate
En el sector Este, donde se construye el colegio, rescatamos, 3 durmientes de quebracho de pequeñas dimensiones (85 x 15 x 7 cm.), que se encontraban sobre una capa de tierra apisonada cubiertos por una capa de asfalto. Estos durmientes pudieron pertenecer a una vagoneta que funcionaría en el predio para trasladar el carbón hacia la herrería, ya que se encontraban ubicados alineados en forma paralela a la calle Gualeguaychú y en las inmediaciones de la antigua herrería. Sobre los durmientes descasaba un riel hierro, que lamentablemente no pudo ser rescatado por sus dimensiones (8 m de largo). Bajo el suelo de la supuesta herrería hallamos una concentración de herraduras (N= 220), este conjunto es muy interesante porque nos permitiría inferir que raza de caballos eran utilizados en el antiguo corralón y que tipo de técnica se empleó en la realización de las mismas (Turk, 2007).
También rescatamos fragmentos de loza, gres, clavos, alambres, vidrios, y una navaja de origen sueco con empuñadura de nácar. Estos objetos se encontraban enterrados bajo las bases de los antiguos galpones de techo a dos aguas de origen británico. De una de las columnas derribadas por la obra rescatamos una placa con el nombre de la compañía constructora, la fecha de construcción y su origen. En ésta se lee “A. & J. MAIN & CO. LTD- 1909 STRUCTURAL ENGINERS GLASGOW. LONDON & CALCUTA”. Es interesante notar que la estructura metálica fue fabricada con anterioridad a la compra del terreno por parte de la Municipalidad, tal vez esta estructura se había encargado para ser ubicada en otro predio. El galpón medía 80 m de largo por 15,35 m de ancho y su altura máxima era de 9 m. Junto a esta estructura metálica existen dos más de similares características aunque estas no han sido dañadas por las obras. Se piensa profundizar más el estudio de las estructuras, para poder arribar a conclusiones más en cuánto a su función original
Trabajos sin restricciones de tiempo y espacio
Se plantearon 7 cuadrículas de 1m x 1m en el jardín sur de la antigua administración, el lugar fue seleccionado porque se observaba lo que parecía ser una antigua estructura enterrada (ver figura 1). La excavación está ubicada a 5 m de la casona y a 3,5 m del muro perimetral del terreno, y el perfil oeste limita con un mástil.
Figura 1
Excavamos por niveles estratigráficos naturales y alcanzamos una profundidad de 1,40 m. La estratigrafía del terreno es compleja porque presenta abundantes capas de formación antrópica modificadas por floraturbación (Waters, 1992). Se pueden distinguir 6 capas estratigráficas principales y 4 rasgos interfaciales (Harris, 1991). Las capas principales son:
C1, capa superficial de tierra negra con algunas inclusiones de cemento, los hallazgos arqueológicos son relativamente modernos (menos de 30 años).
C2, capa de ceniza con abundante material arqueológico de finales del siglo XIX y principios del XX.
C3, capa de tierra tosca compactada con pocos hallazgos arqueológicos.
C4, capa de ladrillos y tejas de origen francés de finales del siglo XIX (ver figura 2).
C5, capa de tierra negra, con abundante humus y prácticamente estéril desde el punto de vista arqueológico exceptuando dos pequeños fragmentos de cerámica creamware.
C6, Capa limo arcillosa marrón totalmente estéril.
Figura 2
La capa C1 es un estrato de tierra con humus que fue agregada para realizar el jardín de la administración del corralón, y que con el correr del tiempo fue incorporando restos materiales descartados en el lugar. C2 es un relleno que proviene de lo que vulgarmente es denominada “la quema”, que es el producto de la incineración de basura domiciliaria. En esta capa son abundantes los restos de artefactos y ecofactos (Refrew y Bahn, 1993) que presentan termoalteraciones (más del 50%), inclusive hay abundante escoria como producto de la fundición total de varios materiales. Las temperaturas alcanzadas en el interior del horno donde se incineraban los residuos domiciliarios oscilaba entre 1050 y1200 Cº (Prignano, 1998), suficiente como para fusionar metales como el cobre. Los restos de la combustión resultaban en escorias, cenizas y materiales que, al no encontrarse en el centro del horno, no fueron afectados totalmente por la temperatura (Prignano, 1998). C3 es una capa de relleno compacta, que tiene algunos restos arqueológicos, estos presentan termo alteraciones y parecen haber migrado de la capa C2 como producto de la floraturbación. La capa C4, es relleno que proviene de una demolición, presumiblemente de una construcción cercana ya que este tipo de relleno no se trasladaba por grandes distancias. El estrato C5 es un paleosuelo de formación holocénica que seguramente su capa superior era el nivel original del terreno al momento de ser adquirido por la Municipalidad, tiene una potencia de 40 cm. Los únicos hallazgos son dos fragmentos cerámicos de tipo creamware, la cual se corresponde cronológicamente a la primera mitad del siglo XIX (Schávelzon, 1999), lo cual es compatible con la explotación agrícola del terreno. El C6, es un estrato de origen natural, de formación previa a la ocupación humana del territorio (ver figura 3).
Figura 3
Lo que parecía ser una estructura enterrada, era una losa de hormigón pobre que cubría un caño de gas que no figuraba en los planos. Esta construcción no parece ser muy antigua, por el tipo de material hallado en el interior de la losa y el tipo de caño utilizado, no más de 30 años. Seguramente esta obra fue realizada cuando el predio fue concesionado a las empresas privadas de limpieza.
Se realizó un análisis artefactual preliminar, la mayor parte de los restos se clasifican como materiales de construcción: baldosas, cerámicos, tejas y ladrillos. Las baldosas cerámicas se corresponderían tanto por dimensiones como por forma a las utilizadas a finales del siglo XIX en la construcción de pisos. Fueron hallados en su totalidad en la capa C4. Por su parte, se hallaron gran cantidad de fragmentos de ladrillos (más de 1000), algunos de los cuales por su forma y tamaño se corresponderían a los utilizados a fines del siglo XIX. La gran mayoría provienen del estrato C4, aunque algunos son de C1 y C2. Los líticos hallados son rocas de aplicación en la construcción, sobre todo cantos rodados y piedra partida.
Otro tipo de hallazgos de gran abundancia son fragmentos de lozas (más de 3000) corresponden casi en su totalidad al tipo whiteware de finales del siglo XIX y principios del siglo XX (Schavelzon, 1999). Más del 50% se encuentra termoalterado, en algunos casos es imposible distinguir cual era su forma . También hallamos gran cantidad de fragmentos de porcelana (cerca de 1000) estos también tienen signos de termoalteración.
El conjunto vítreo está representado por más de 4000 fragmentos y se encuentran termoalterados el 58% (Traba, 2007). Entre las piezas que pudieron ser identificadas predominan las botellas (27%) y vidrios planos (18%) (Traba, 2007). Este conjunto está mayoritariamente compuesto por piezas de un tamaño no mayor a los 4cm2, lo que nos habla de la gran fragmentación del conjunto. Esto último se debe seguramente a las sucesivas roturas que sufren los vidrios al ser descartados y redepositados hasta su disposición final.
El conjunto de los metales es abundante (más de 1000 piezas) y algunos hallazgos que nos brindan un fechado muy preciso para la capa de ceniza C2. Estos últimos son: una medalla conmemorativa y dos monedas. La medalla es de tipo religioso y conmemora una peregrinación a Luján del año 1896 (Frustacci y De Rosa, 2007). Una de las monedas es de un centavo del año 1884 y la otra es de 20 centavos del año 1909 (Frustacci, 2007). Estas fechas refuerzan la idea de que la capa de relleno se corresponde con residuos de finales del siglo XIX y principios del XX. Dichos rellenos los realizó la Municipalidad cuando adquirió el terreno a los herederos de Rigoli a finales de 1911.
Palabras finales
Este trabajo es una presentación preliminar de las excavaciones realizadas en el ex corralón de limpieza del barrio porteño de Floresta. Se puede decir que la mayoría de los hallazgos realizados en la excavación sin restricciones son rellenos que realizó la Municipalidad con la intención de elevar la cota del terreno. Dicho relleno proviene en su gran mayoría de la incineración de residuos domiciliarios de finales del siglo XIX y principios del XX. En cuanto a los trabajos de rescate, la mayoría de los hallazgos se relacionan con la funcionalidad del predio durante casi todo el Siglo XX. Eso explica el hallazgo de la concentración de herraduras, los durmientes, el riel y las grandes estructuras metálicas. Todos estos restos materiales eran funcionales en el proceso de recolección de los residuos domiciliarios de los barrios del oeste porteño.
Como hecho curioso se puede destacar que el predio fue un vertedero de disposición final de residuos antes de que su funcionalidad estuviera vinculada con dicha actividad. En la memoria colectiva del barrio el terreno también esta relacionado con la basura, y siempre bregaron para que se convirtiera en un espacio verde. Este anhelo se comenzó a hacer realidad con las obras del colegio, pero sin embargo bajo sus pies seguirán existiendo toneladas de basuras.
Agradecimientos
A Ce Mercuri, por sus correcciones y comentarios. A todas las integrantes del proyecto de Flores, por su trabajo desinteresado. A Daniel Schávelzon por hacer posible este proyecto. A la Asamblea de Floresta por su preocupación por el patrimonio.
Bibliografía
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Cunietti Ferrando, A. 1980. La Chacra de Campana: origen del barrio de Floresta. En: Boletín del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires- Año 1- Nº 2-. págs. 61-71. Buenos Aires
Frustacci, J. y H. De Rosa. 2007. Estudio Interdisciplianario de una Medalla del Siglo XIX halladas durante las Excavaciones en el barrio Porteño de Floresta. Ponencia presentada en las VI Jornadas de Arqueología e Historia de las regiones pampeana y Patagónica. 7, 8 y 9 de Noviembre. Mar Del Plata.
Gunder Frank, A. G, Gills, B.K. 1993. The World System. Five Hundred Years or Five Thousand?. London Harris, E., 1991. Principios de estratigrafía arqueológica. Ed. Crítica, Barcelona.
Harris, E. 1991. Principios de Estratigrafía Arqueológica. Editorial Crítica. Barcelona
Mercuri C y U. Camino. 2006. Desde El Corralón: Peripecias De Jóvenes Arqueólogos Y La Lucha Contra La Burocracia. Resumen enviado a la V Jornadas Arqueológicas Regionales, Ameghino
Memoria Municipal de la Subintendencia de Vélez Sarsfield del año 1912. Buenos Aires
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1969. Boletín Estadístico Nº 59, años 1965/1969. Buenos Aires
Prignano, A..1998. Crónicas de la Basura Porteña. Del fogón indígena al cinturón ecológico. Junta de Estudios Históricos de San José de Flores. Buenos Aires.
Renfrew, C y P Bahn. 1993. Arqueología, Teorías, Métodos, y Práctica. ED. Akal. Barcelona
Shávelzon, D. 1999. Arqueología de Buenos Aires. Editorial EMCE , Buenos Aires
Traba, A. 2007. Caracterización Preliminar De Un Conjunto Vítreo De Principios De Siglo XX En Los Suburbios De Buenos Aires. Ponencia presentada en las VI Jornadas de Arqueología e Historia de las regiones pampeana y Patagónica. 7, 8 y 9 de Noviembre. Mar Del Plata.
Turk, E. , 2007. Hallazgo de herraduras de principio de siglo XX en un corralón municipal de Floresta. Ponencia presentada en las VI Jornadas de Arqueología e Historia de las regiones pampeana y Patagónica. 7, 8 y 9 de Noviembre. Mar Del Plata.
Vattuone, E. 1991. La Floresta Nuestro Barrio. Reseña Evocativa. Editor Vázquez Oubiña. Buenos Aires
Waters, M. R.1992. The Postburial Disturbance of Archaeological Site Contexts. En: Principles of Geoarchaeology. pp.291- 335. The University of Arizona Press, Tucson
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